Estructurar una presentación es un proceso iterativo.
Muchas personas preparan una estructura y se quedan con la primera versión. Esto no es recomendable. Hay que darle muchas vueltas. Cuantas más vueltas, mejor. Lo adecuado es sentir hasta cierta frustración mientras preparas la estructura. Pero eso es bueno porque significa que estás trabajando duro y que el producto final será de mayor calidad. O sufres tú preparando o sufrirá la audiencia escuchando.
Recuerdo cuando asesoré la presentación de Jordi, un conocido, para un evento internacional. Le sugerí que se centrara en los deseos, inquietudes y miedos de la audiencia. Después le dije que hiciera una buena estructura con el método Beyond Bullet Points. Jordi estuvo varios días con la estructura. No había tanto tiempo y él estaba algo nervioso porque aún no había empezado “el PowerPoint”.
Jordi hizo varias propuestas de estructura y cambió bastante sus planteamientos. Hubo un momento en el que la cosa ya iba tomando forma y me dijo que empezaría las diapositivas del PowerPoint. Le dije que aún no era el momento. Tenía que pulir antes la estructura. Al cabo de unos días me dijo que me veía como el señor Miyagi, el entrenador que enseña karate al protagonista de la película Karate Kid. Al principio, el señor Miyagi propone un pacto antes de empezar el entrenamiento. El chico acepta y empiezan.
[Ver vídeo en YouTube: Karate Kid – Dar Cera, pulir cera]
Si has visto la escena, te habrás fijado en que el señor Miyagi le da un cubo con cera y dos trapos al chico para encerar un montón de coches. A continuación le dice que tiene que dar cera con una mano y pulir cera con la otra. El chico se extraña y quiere preguntar pero el señor Miyagi le responde:
“¡No preguntas!”
y prosigue con su
“Dar cera, pulir cera… Inspirar por nariz, espirar por boca… Muy importante la respiración”.
Luego se va.
Hay escenas en las que el chico debe pintar una valla de madera o tiene que pulir el suelo. Todo esto en realidad es un entrenamiento en el que el chico va haciendo unos ejercicios de forma repetitiva. Al cabo de unos días, el señor Miyagi pone a prueba el chico intentando atacarle con distintos golpes. A medida que los hace dice: “¡Dar cera!” “¡Pulir cera!” y el chico reacciona haciendo movimientos de brazo casi automáticos, parando los golpes.
El joven se queda totalmente alucinado y el señor Miyagi le dice: “Mañana, volver”.
Cuando preparas la estructura de una charla, puedes sentirte como el chico de Karate Kid. Él pensaba que estaría practicando golpes y patadas con un contrincante o algo así. Que haría combate enseguida. Pues no. Primero toca picar piedra. Después de un entrenamiento no especialmente divertido puedes empezar a disfrutar. Hay una frase que me gusta y que leí que usaban para atletas de alta competición:
“¿Qué prefieres: un camino de rosas en los entrenamientos y uno de espinas en las competiciones o un camino de espinas primero y uno de rosas después?»
En definitiva, si usas Powerpoint (que no es obligatorio), deja el diseño de las diapositivas para la parte final de la preparación. Céntrate al principio en la audiencia y la estructura. Obsesiónate con ello. Te vas a frustrar y esa frustración es buena señal. Piensa en eso cuando te ocurra: estás frustrado porque te lo estás currando mucho más que la mayoría de personas. Le estás dando vueltas, haces cambios con frecuencia, consultas con compañeros, amigos o con tu pareja. Todo ese proceso iterativo acabará creando una estructura sólida y con sentido. Estás inmerso en un auténtico proceso creativo. Vas por bueno camino.
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