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Hombre rodeado de múltiples interrogantes


«Toda pregunta es una invitación a mirar en una dirección determinada.»

Mario Alonso Puig («Reinventarse«)

A menudo las preguntas sobre presentaciones que me plantean en los cursos que imparto o en este mismo blog no son las preguntas que me gustaría que me hicieran.

Con demasiada frecuencia me preguntan aspectos sobre la herramienta a utilizar (principalmente PowerPoint), también es típico que insistan en cómo combatir el miedo escénico, cómo gestionar los nervios al hablar en público o qué hacer con una posible audiencia hostil.

Sin embargo, rara vez me plantean cuestiones sobre las necesidades de la audiencia, sobre qué recursos pueden ser más adecuados para fomentar el recuerdo, la comprensión, la participación activa y la motivación o sobre cómo mejorar las habilidades para hablar en público.

Le he dado algunas vueltas al asunto y he recopilado una lista de cinco tipos de cuestiones que uno puede plantearse cuando tiene que hablar en público. Probablemente existan más, pero tampoco quería ser exhaustivo y por eso os invito a que añadáis los tipos de preguntas que creéis que faltan en los comentarios de esta entrada.

1. Preguntas centradas en PowerPoint o similares

Sin duda alguna este es el tipo de preguntas que más a menudo me plantean. Quizá porque la mayoría de gente ni se plantea hacer una presentación sin esta herramienta. Quizá porque son adictos a PowerPoint. Algunos ejemplos:

No le vería ningún inconveniente a estas preguntas siempre y cuando no fueran las mayoritarias. Sospecho que ello es síntoma de que la mayoría de personas confunden el hecho de hacer una presentación, que es un acto de comunicación humana, con el dichoso PowerPoint. Y si no, ¿por qué a menudo se dice: «Envíame la presentación» refiriéndose a un simple archivo, que es incompleto porque carece de la presencia del ponente y de todo lo que dirá tanto verbalmente como con su lenguaje no verbal?

2. Preguntas centradas en la inseguridad del ponente

Este es el segundo tipo de preguntas que me plantean con más frecuencia. Por ejemplo:

Entiendo perfectamente que se formulen estos asuntos ya que hablar en público delante de una audiencia no es algo que se haga habitualmente. Además, generalmente no hemos recibido formación para hablar en público y eso aumenta la inseguridad del ponente.

De nuevo, no me importa que me hagan este tipo de preguntas. Lo que no me convence es que se queden ahí y no pregunten otros aspectos sobre la audiencia, la estructura, los recursos… De este modo, el ponente está centrado totalmente en sí mismo, debería dejar de mirarse tanto al ombligo y levantar la cabeza para preocuparse más de otros aspectos (como el siguiente).

3. Preguntas centradas en las necesidades de la audiencia

Y llegamos al punto que brilla por su ausencia, o que escasea demasiado. Casi nunca me han preguntado por aspectos relacionados con las inquietudes y necesidades de la audiencia. Incluso cuando me han encargado la preparación de una presentación que expondrían otras personas, ha sido un aspecto olvidado y que he tenido que reivindicar (léase Ten en cuenta las inquietudes de la audiencia por encima de todas las cosas).

La audiencia es lo primero a tener en cuenta cuando nos encargan una presentación. Estas son algunas preguntas que deberíamos plantearnos al principio:

  • ¿Quién es tu audiencia? ¿Cómo es tu audiencia?
  • ¿Qué actitud tendrá?
  • ¿Qué quieres que hagan?
  • ¿Por qué les importa lo que explicarás?
  • ¿Cómo averiguarás las necesidades que tienen?
  • ¿Qué beneficio les vas a ofrecer?
  • ¿Qué problema les vas a ayudar a resolver?
¡Se trata de cuestiones imprescindibles! Podemos prescindir de PowerPoint, pero jamás podemos dejar de lado a la audiencia. La triste realidad es que ocurre frecuentemente lo contrario: obsesionados con PowerPoint y pasando olímpicamente de los verdaderos protagonistas.

4. Preguntas centradas en la estructura y los recursos a utilizar en la exposición

Otros dos grandes olvidados: estructura y recursos. Recordemos que PowerPoint es un recurso más y que en algunos casos potenciará nuestra exposición pero en otros será totalmente prescindible. Una vez más, hay cuestionas más prioritarias:

5. Preguntas centradas en la mejora de las habilidades del ponente

Precisamente porque la mayoría de nosotros no recibió formación para hablar en público, no basta con ir haciendo presentaciones. La experiencia no garantiza la mejora de las habilidades comunicativas, o al menos, no para lograr cierto grado de maestría. Hace falta también la práctica deliberada, es decir, hacer actividades que no son hablar en público pero que ayudan a mejorarlo (igual que el tenista que hace pesas para fortalecer su masa muscular).

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En resumidas cuentas, ¿te preocupas más por el PowerPoint o por ti mismo que por la audiencia? La respuesta determinará en gran parte la eficacia de tus presentaciones.

 Créditos:

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Formador, divulgador y podcaster. Enseño a comunicar ideas de forma eficaz, entretenida e inspiradora. ¿Te ayudo en tu siguiente aventura comunicativa? Contacta conmigo.