Alarma silenciosa

El otro día estaba consultando el libro Boring to Bravo de Kristin Arnold y descubrí una expresión que me gustó mucho: sufrir el silencio.

«SUFRE EL SILENCIO. Después de hacer una pregunta, haz una pausa. Deja que los participantes piensen. Luego responde.»

Cuando hablamos en público tenemos pánico a dejar silencios y por eso rellenamos cualquier hueco con muletillas como: bueno, entonces, vale… o el fatídico eeeh

Utilizar adecuadamente el silencio es un recurso increíblemente efectivo para captar la atención de la audiencia, para dar tiempo a los participantes para que procesen la información o para enfatizar una idea importante.

La semana pasada compartí una cita que dice que si quieres obtener atención inmediata, haz una pregunta. Hoy añado, si quieres aún más atención, haz un silencio después de lanzar la pregunta. Este recurso puede ser más efectivo cuando los interrogantes que abrimos tienen que ver con un misterio, con algo inesperado, provocador o que pique tremendamente la curiosidad.

Me gusta la expresión «Sufre el silencio» porque realmente es así. Delante de un público al que tenemos que dirigirnos, nos incomoda mucho dejar de hablar, aunque sea por un instante. Pero, de la misma forma que tenemos que sentir el miedo y presentar de todos modos, deberíamos hacer silencios y sufrirlos, también en silencio (como decía cierto anuncio de un medicamento).

Hace tiempo vi un vídeo de Lee Sean en el que presentaba su manifiesto «It’s cool to be flat» con el método Ignite (en inglés, recomiendo ver al menos los dos primeros minutos).

[youtube width=»586″ height=»352″]http://www.youtube.com/watch?v=_yfSuUjqjTs[/youtube]

En este vídeo Lee Sean habla de diseño y reivindica la simplicidad y el espacio negativo en vez de abusar de adornos como reflejos, brillos o fondos recargados. Llega un momento en que dice:

«Utilizad frecuentemente el espacio negativo.
El silencio es el espacio negativo en el tiempo…«

Y se queda callado durante unos segundos. Un momento genial, probablemente el mejor de toda su presentación gracias a la pausa dramática que hace.

Para concluir, también hay que tener en cuenta que las personas no podemos procesar mucha información por unidad de tiempo. De igual modo que no debemos abarrotar nuestras diapositivas, tampoco deberíamos abarrotar nuestra presentación con nuestra voz, sin dejar ningún hueco que apenas deje respirar al presentador pero, sobre todo, que apenas deje respirar a la audiencia.

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Créditos:

  • Fotografía de botón de alarma silenciosa de flattop341.
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