Desde pequeño tengo el hábito de lavarme los dientes antes de acostarme.
Lo que nunca cuajó en mi fue el hábito de pasarme hilo dental después del cepillado. Lo hacía a rachas: unos días por aquí, un tiempo sin hacerlo, otros días por allá, aún más tiempo sin hacerlo…
Hasta hace tres meses.
Este verano he adquirido este nuevo hábito. Durante estos casi cien días he dejado de pasarme el hilo dental en muy contadas ocasiones. Cuando no lo hice fue más por causas ajenas que por mi falta de voluntad (quedarme dormido, no tener hilo dental…).
Os aseguro que había intentado en muchas ocasiones adquirir este hábito pero nunca lo había logrado hasta ahora.
¿Qué he hecho en esta ocasión para que el hábito cuajara?
Sé un hacker de tu propia mente
En su maravilloso libro “Cambia el chip. Cómo afrontar cambios que parecen imposibles”, los hermanos Heath usan una gran metáfora sobre la mente humana.
En el primer capítulo nos presentan a un jinete que monta un elefante y debe dirigirlo por caminos para ir a algún lugar (el cambio a lograr). El jinete representa nuestra parte racional, el elefante la parte emocional y el camino el contexto en el que estamos.
El elefante es temeroso, desconfía de las novedades y evita tomar riesgos innecesarios. No es que sea perezoso, pero al ser tan grande gasta muchos recursos en moverse y se agota fácilmente.
El agotamiento del ego se da cuando consumimos gran parte de los recursos mentales necesarios para hacer tareas cognitivas, físicas o emocionales. Si estás a dieta y tienes que controlar continuamente lo que comes, estarás más irritable de lo normal. ¿Por qué? Gastarás muchos recursos mentales en autocontrol y al agotarlos te será más difícil controlar tus emociones con los demás. Si la dieta es muy restrictiva, el autocontrol será aún mayor y quemará más recursos mentales. Cuando se produzca el agotamiento del ego te costará ejercer autocontrol y caerás en tentaciones como un bocadillo de chistorra o un helado de chocolate.
A última hora de la noche es más probable que tengamos agotamiento del ego. Quizá por eso me costaba tanto adquirir el nuevo hábito del hilo dental. Porque tomar decisiones también consume recursos mentales. Y si no tengo el hábito adquirido, y por tanto automatizado, cada vez tengo que tomar la decisión de si lo hago o no lo hago.
Así que hay tenemos que hacer de hacker de nuestra propia mente y engañar al elefante con alguna argucia.
Pasar hilo dental por un solo diente
Un buen truco para mitigar la resistencia al cambio consiste en reducir drásticamente ese cambio a realizar. En vez de “debo pasar el hilo dental por todos los dientes” te dices “voy a pasar hilo dental por un solo diente”. Es un cambio tan pequeño que es inevitable que salga bien.
Al elefante le cuesta mucho más empezar una tarea nueva que continuar una existente pero con el truco de la reducción del cambio le es mucho más fácil probarlo. Una vez has empezado a pasar el hilo por un diente es muy probable de que sigas con otros dientes. A mi me funcionó. Esto es una muestra del efecto Zeigarnik, cuando no completamos una tarea experimentamos cierta incomodidad y nos vienen pensamientos acerca de ello.
Sé que no es lo mismo la higiene dental personal que ciertos cambios en organizaciones pero el mecanismo funciona igualmente. Los grandes cambios asustan al elefante en cualquier contexto.
En mi instituto, el jefe de estudios ha aplicado recientemente esta técnica de reducción del cambio. Este curso estrenamos otro entorno virtual de gestor de contenidos educativos. En vez de pedir a los profesores que empleemos todas sus funciones, que son muchas, nos ha propuesto por ahora que sólo usemos el módulo de control de asistencia, puntualidad e incidencias en el aula. Es una buena idea ya que el esfuerzo es mucho menor que si tuviéramos que usar todos los módulos existentes. Usaremos una pequeña parte que permitirá familiarizarnos con este entorno. Más adelante podremos probar otras posibilidades de forma progresiva.
Este es un pequeño truco para engañar a nuestra mente. El reto está en saber descomponer un gran cambio en uno mucho más pequeño que sirva para romper la inercia. Si el cambio es muy pequeño, lo harás con más frecuencia y acabarás creando un nuevo hábito. Aplica este recurso en cualquier ámbito de tu vida y verás cómo empiezan a pasar cosas más fácilmente.
Sin embargo, si quieres que además de empezar cosas, tú o la gente continúe realizando un cambio ya iniciado, necesitas algo más. Necesitas usar uno de los mejores combustibles para disparar la motivación: la sensación de conseguir logros, por pequeños que sean. De ello hablaré en la próxima entrada de esta serie sobre cómo influir mejor.
En resumen
- Lo que a menudo se percibe como pereza normalmente es agotamiento mental.
- Los grandes cambios nos asustan y no ayudan a romper la inercia.
- Busca la forma de descomponer un cambio en uno más pequeño que sea muy fácil de realizar.
- Lleva a cabo o fomenta ese pequeño cambio hasta que se convierta en un hábito.
- Para mantener la motivación durante más tiempo necesitas además promover logros, por pequeños que sean.
Debate abierto
¿Has probado esta técnica de reducción del cambio en algún ámbito de tu vida? ¿Te dio buenos resultados? ¿Qué otras formas conoces para fomentar cambios nuevos? ¿Cómo lo haces para que un hábito nuevo acabe cuajando?
Participa y enriquece el debate y el intercambio de ideas. Deja un comentario o participa en la comunidad Presentástico de Google+.
Referencias
Libro: “Switch. How to Change Things When Change is Hard”, Chip Heath y Dan Heath (Broadway Books, 2010). Traducida como “Cambia el chip. Cómo afrontar cambios que parecen imposibles (Ediciones @Gestion2000, 2011)”.
Artículo: “The Science of Building Good Habits and How to Make Them Stick”, Gregory Ciotti en Sparring Mind.
Créditos
Foto de miniatura de hombre con maleta de JD Hancock (Creative Commons: Atribución)
Ilustración de jinete y elefante de justinmccarthy (Creative Commons: Atribución, Compartir igual).
Este artículo tiene una licencia Creative Commons: Atribución, Compartir igual.
Latest posts by Carles Caño (see all)
- The Creative Act: A Way of Being, con Edu Burgoa #144 - 21/09/2023
- Desata tu creatividad con creencias y rutinas efectivas #143 - 11/09/2023
- El viaje de la humanidad, con Sergio Parra #142 - 29/05/2023
Ayer me dijeron que si repites algo durante 21 días seguidos se convierte en hábito, tendré que probarlo, porque a mi también me cuesta mucho obligarme a hacer algo, sobre todo por la noche, según mi teoría porque a esa hora estoy agotada, y de ahora en adelante porque está agotado mi ego.
Gracias por tu comentario, Nina.
Lo de adquirir hábitos en 21 días parece que es un mito, al menos según el artículo que referencié (tenía el link roto pero lo he arreglado y lo pongo también aquí: http://www.sparringmind.com/good-habits/).
Para que cuaje un hábito puede ser buena idea empezar con una versión reducida (cómo lo de pasar hilo por un solo diente) y también tener una señal o detonante para que empecemos el hábito. Te animo a que leas más sobre los hábitos en la reseña que hice del libro «El poder de los hábitos» http://www.presentastico.com/2013/08/29/resena-del-libro-el-poder-de-los-habitos-de-charles-duhigg/