La semana pasada fui a ver una exposición de Francesc Català Roca, uno de los grandes fotógrafos españoles del siglo XX. Las fotografías me encantaron y muchos de los textos que introducían cada sección, también.
La cita que encabeza este escrito fue la que más me llamó la atención. Fotografiar es escoger entre un sinfín de opciones: cerca o lejos, simétrico o asimétrico, blanco y negro o color, estático o dinámico, enfocado o desenfocado, plano medio o primer plano… Del mismo modo, en un discurso o presentación, tenemos tantas posibilidades, puntos de vista y situaciones, que el simple hecho de escoger ya es una creación.
Ahí está el arte de una buena presentación, en saber escoger lo que mostraremos y renunciar a muchas otras opciones que no son necesarias. Como decía uno de los textos de la exposición se trata de restar en vez de sumar:
Lo que es relevante es la mirada del fotógrafo, que hace sencillo y directo el impulso de fotografiar, que resta en vez de sumar, que mira de cara, que encuadra desde la cintura y dispara desde el corazón, que está dotado de curiosidad y empatía por todo lo que es humano.
Y esa virtud, la de quitar en vez de añadir, es una de las mejores armas de los grandes fotógrafos de la historia. Se trata de mostrar lo mínimo imprescindible para contar una historia, suscitar una emoción o incitar a la reflexión.
¿Cómo podemos captar el interés del receptor? De muchas formas pero sobre todo, dejando bien claro lo que queremos mostrar para que dicho receptor no tenga que romperse la cabeza acerca de nuestras intenciones. Para ello hay que quitar, descartar y eliminar. Cuesta mucho pero es absolutamente necesario.
En esta exposición que os comento había un par de hojas de contactos del fotógrafo. Las estuve mirando un buen rato. Me recordaron las hojas de contactos que he visto en otras exposiciones de grandes fotógrafos como Henri Cartier-Bresson. Me encanta ver esas hojas de contacto de fotógrafos míticos porque puedo apreciar que muchas de las fotografías que hacían no eran tan buenas, algunas tenían un mal encuadre, unas tenían el sujeto desenfocado o movido, otras tenían demasiado barullo o una luz mala…
La cuestión es que aparte de su talento, estos fotógrafos dedicaban muchas horas a su pasión y hacían miles y miles de fotos. Después de hacer esas fotos, en el laboratorio había un riguroso proceso de análisis y selección, de descarte y renuncia obligada de la gran mayoría de contactos para elegir sólo las mejores fotografías.
Los grandes fotógrafos nos brindan una lección sobre la necesidad de descartar lo que no aporta nada significativo. Algo que deberíamos hacer en cualquier proceso creativo, como el hecho de preparar y exponer una presentación en público.
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Este trabajo está muy bueno, te felicito… Nesecitaba hacer un trabajo para una evaluación universitaria y no conseguí mucha información al respecto, tus comentarios me fueron de mucha utilidad… gracias