Rompe la pasividad de una sesión creando pequeños grupos de trabajo para que aborden un tema concreto.
¿Qué conceptos se pueden trabajar?
Con esta dinámica participativa puedes tratar cualquier tema o concepto.
¿Cuánto tiempo se necesita?
Entre diez y veinte minutos. Por ejemplo, cinco minutos para debatir ideas y diez minutos para exponerlas. Puedes alargarlo si ves que los asistentes están muy animados mientras debaten en sus grupos de trabajo o si han salido ideas muy interesantes que vale la pena tratar con todo el grupo.
Material necesario
Necesitas cosas muy básicas como sillas, bolígrafos, papel y, opcionalmente, una pizarra o proyector multimedia.
¿En qué consiste esta actividad?
Hay quien se queja de que casi nadie participa en las reuniones. Son las mismas personas que nunca fomentan la participación. Creen que sentarse en una mesa rodeado de gente y tratar un tema es la mejor forma de que la gente participe. A menudo, el tono de su discurso y las palabras que profieren no invitan precisamente a la participación.
La idea de esta dinámica participativa es sencilla: se crean grupos de tres personas para que hagan alguna actividad concreta. Lo más fácil es que aporten ideas sobre algún tema que has planteado. También pueden enumerar ventajas e inconvenientes o cualquier otra cosa que se te ocurra y sea relevante. Según el nombre de asistentes y el tipo de actividad los grupos pueden ser de dos o cuatro personas. Creo que más de cuatro participantes disuelve demasiado el grupo. Eso puede provocar que algunas personas apenas participen.
Hace años di unas charlas para profesores de secundaria en las que les hablaba de los eventos Pecha Kucha para aplicarlos al contexto educativo. En la parte final de mi exposición pedí que, en grupos de cuatro, propusieran temas para que los alumnos hicieran presentaciones Pecha Kucha en sus centros. Había planificado cinco minutos y tuve que dejar unos diez porque la energía en la sala creció muchísimo y la gente estaba muy animada en sus grupos de trabajo. Cuando vi que la cosa decaía un poco, les dije que un portavoz de cada grupo explicara las ideas que habían tenido. Eso nos llevó al menos diez minutos más.
Este planteamiento también lo he usado más de una vez en reuniones de trabajo. Para organizar una jornada de informática, un año pedí que en grupos de tres hicieran una lista de cosas que creían que teníamos que hacer en la organización del evento. Luego apuntamos todas las ideas en una pizarra, las copié en un documento y llevamos a cabo la mayoría de ellas. En otra ocasión les pedí que propusieran posibles temas o ponentes para invitar.
Reflexiones acerca de la actividad
Esta dinámica participativa es relativamente sencilla de preparar y permite romper la monotonía de una sesión expositiva. Debes tener en cuenta el contexto para valorar si es adecuado hacerla o no. Si te sientes cómodo con el tema y seguro de ti mismo, adelante. Si tienes cierta confianza con los asistentes, también puede ser buena idea. En el caso de que no conozcas a tu público, asegúrate de dejar esta dinámica para la segunda mitad de tu sesión. Puedes fomentar la participación de la gente de forma progresiva desde el principio: primero haces una pregunta para que levanten la mano los que respondan afirmativamente, luego haces preguntas a personas concretas del público…
Tal como he comentado, es importante que estés pendiente de la energía de la sala. A la mínima que notes que la gente deja de estar por la labor, termina la dinámica. También es importante dar voz a una persona de cada grupo para que comente lo que hayas pedido. En ese momento tendrás que intentar evitar que ciertas personas se vayan por las ramas. Puedes pedir que no digan cosas que ya se hayan dicho.
Fuente
Me inspiré en una historia que cuenta Nick Morgan en su libro «Conquistando la audiencia. Las claves de la comunicación en vivo» (en inglés: «Give Your Speech. Change the World«). Puedes leer el artículo en el que cito dicha historia en Involucra a la audiencia para lograr un mayor impacto. Si lo prefieres, lee los párrafos que resumen lo que me inspiró:
En la parte final de su presentación, pidió a los asistentes que hicieran un compromiso, ahí mismo, para realizar una meta personal que siempre hubieran querido lograr y a la que nunca habían dedicado tiempo. Hizo escribir sus metas en unas tarjetas de papel que había repartido antes. Entonces pidió que explicaran sus objetivos a la persona que tuvieran al lado, para reforzar aún más su compromiso. La explosión de energía fue extraordinaria y muchos de los asistentes intercambiaron números de teléfono, direcciones de correo electrónico y direcciones postales para estar en contacto y darse soporte mutuo para lograr sus sueños.
Su discurso obtuvo una valoración más alta que los de los dos ponentes excelentes. Durante mucho tiempo, ella recibió noticias de varios de los asistentes que la mantenían informada de sus progresos para lograr sus metas personales.
Créditos
Fotografía de masaisrael.