Audiencia sonriendo

Foto de Tracy Gander

Hay una historia que circuló por correo electrónico hace unos años. Era un supuesto estudio científico que decía algo así…

En una jaula hay varios monos y unos plátanos en la parte más alta. A los plátanos solo se puede acceder con una escalera. Cada vez que un mono sube y toca un plátano, un grupo de científicos produce una descarga eléctrica a todos los monos de la jaula. Cuando aprenden que no hay que ir a buscar plátanos, sacan a uno de los monos de la jaula y meten a otro.

El nuevo mono no sabe nada de las descargas eléctricas. Cuando ve los plátanos y la escalera, va directo a cogerlos pero los demás se lo impiden propinándole una paliza. Este aprende, sin saber el motivo, que los plátanos no se tocan.

Los científicos sacan a otro de los monos originales y meten a otro nuevo. Se repite el intento de alcanzar los plátanos y se repite la paliza educativa. Al cabo de un tiempo, no queda ninguno de los monos originales del experimento. Ningún mono de los actuales sabe que al tocar un plátano reciben una descarga eléctrica. Lo único que tienen claro es que cuando llega un mono nuevo que intenta cogerlos hay que meterle unas cuantas hostias.

Esta curiosa historia, que quizá no es verídica, la usé en varias charlas sobre cómo hacer presentaciones. La historia no me la inventé yo, la descubrí por un amigo. ¿Con qué fin usaba esta historia? Primero para concienciar de lo siguiente:

PowerPoint apareció el año 1984. Entonces los recursos informáticos eran muy limitados. Había entornos gráficos muy pobres. Podía entenderse que las diapositivas fueran con más texto que imagen. Pero treinta años más tarde aún se ven muchas diapositivas repletas de texto. ¿Cómo es posible? Porque hacemos como los monos del experimento, repetimos lo que vemos sin plantearnos el porqué.

Segundo para entretener y arrancar algunas sonrisas. Y ahí quiero incidir, puedes hacer reír a la gente aunque no seas un humorista profesional o aunque no seas una persona graciosa. No hace falta inventar frases ingeniosas o crear chistes divertidos (como hace Sir Ken Robinson). Puedes hacer reír usando recursos que ya existen como historias, imágenes, metáforas, vídeos…

Busca recursos que arranquen sonrisas

El periodista Carles Capdevila, contaba en la charla «Ensenyar i comunicar amb alegria» lo siguiente…

Capdevila tuvo que hacer el guión para alguien que daría una charla TED. Esa persona era muy lista pero no sabía emocionar ni hacer reír a la gente. Carles Capdevila dijo que una charla TED debe tener, al menos, un momento de emoción y uno de risas. Capdevila contaba que le buscó un vídeo para emocionar y un par de vídeos para hacer reír. La idea es que el ponente en su charla los muestre en algún momento: “Eso me recordó lo siguiente… <Play>”. Entonces la gente ríe con él. El público se ríe y el estará ahí. No será la persona que ha dicho algo para hacer reír pero si la persona que les ha hecho reír mostrando ese recurso.

Esta técnica puede ser útil para las personas que no se atreven a usar el humor con sus palabras. La misma idea es válida para emocionar a la audiencia, conmoverla. No digo que hagas llorar al público porque en nuestra cultura occidental está mal visto llorar delante de desconocidos. Puede que la gente se sienta incómoda y avergonzada. Pero puedes tocarles la fibra emocional del mismo modo, con una imagen o un vídeo relevante con tu tema y que emocione.

Así que ya no tienes excusa. Si quieres puedes hacer reír o emocionar a tu audiencia. No digas que no sabes hacerlo. Dedica esa energía a buscar uno o más recursos que lo hagan por ti. El mérito seguirá siendo tuyo, te habrás tomado la molestia de buscar ese recurso que hará reír a tu público. Entonces se relajarán (y tú también). Y el resto de tu mensaje les llegará de otra forma que si no hubiera habido algo de humor o emoción.

Este recurso hay que usarlo con responsabilidad y moderación. Úsalo con cuentagotas para que tenga un mayor impacto. La gente se sorprenderá gratamente si presentas en un entorno en el que el humor y la emoción brillan por su ausencia. También se sorprenderá si expones en un entorno en el que te conocen y saben que nunca usas el humor cuando hablas en público.

Finalmente, prueba tu recurso humorístico o que emociona antes de la presentación. Haz un ensayo que tenga algo de público, aunque sea una sola persona (mejor si son dos o más). Fíjate en sus reacciones y pídeles una opinión honesta y constructiva. Quizá no es tan relevante como creías, quizá roza el mal gusto o quizá has acertado de lleno…

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Formador, divulgador y podcaster. Enseño a comunicar ideas de forma eficaz, entretenida e inspiradora. ¿Te ayudo en tu siguiente aventura comunicativa? Contacta conmigo.