Dos chicas haciendo dinámica participativa

Uno de los recursos más potentes para tener una audiencia muy activa son las dinámicas participativas.

Los debates, las tertulias y las desconferencias son más interactivas que las simples charlas magistrales. Sin embargo tienen un pequeño inconveniente: sólo habla una persona a la vez. Es cierto que se reparte más el tiempo de cada asistente para hablar que en la exposición de un solo ponente. También hay más interacción, dos o más personas pueden enzarzarse en acaloradas discusiones. Pero en un instante de tiempo la mayoría escucha y sólo uno habla.

En las dinámicas participativas todos participan activamente al mismo tiempo. Según como las entiendo yo, si sólo participa una pequeña parte de los asistentes no son auténticas dinámicas participativas.

Recuerdo la vez que mi mujer y yo asistimos a un curso de preparación para el parto durante el primer embarazo. Lo impartía una comadrona de la cual recordamos el nombre porque era el mismo que le íbamos a poner a nuestra hija. Silvia estaba acompañada por otra comadrona que también participó como formadora. El curso nos gustó mucho porque no estaba planteado como una serie de exposiciones magistrales. Era muy interactivo y Silvia planteó varias dinámicas participativas que amenizaron la formación al mismo tiempo que aprendíamos. Su compañera era más tradicional y nos soltó algún rollo teórico que se hizo más pesado.

Las dinámicas que nos plantearon eran sencillas pero eficaces. El primer día de clase nos dieron notas adhesivas a todos y nos dijeron que, en grupos de cuatro, comentáramos y apuntáramos las expectativas que teníamos respecto el curso. Al final cada grupo las comentaba para todos y las comadronas aclaraban si eran o no parte del temario.

Dinámica participativa con tarjetas de coloresEn otra ocasión nos dieron a cada participante una tarjeta verde, una roja y otra naranja. Las comadronas exponían un caso y teníamos que mostrar una de las tarjetas en función de la gravedad. Verde significaba que no hacía falta hacer nada, naranja que deberíamos ir al médico en los próximos días y rojo que había que ir a urgencias lo antes posible. Creo recordar que luego comentábamos entre varios el caso antes de que nos dijeran la respuesta correcta. A mi se me hizo muy entretenido.

Después de cuatro años recuerdo estas y otras dinámicas participativas que hicimos. También guardo muy buen recuerdo de ese curso a pesar de que he olvidado muchas de las cosas que nos enseñaron.

Participar primero, reflexionar después

Hace más de tres años entrevisté en Presentástico a Jose Hermida, experto en comunicación humana. Una de las cosas que más me impactó de esa entrevista fue su concepción acerca del aprendizaje activo que él aplica en sus charlas y sesiones de formación. Pongo un extracto de la citada entrevista que lo explica claramente:

Habitualmente, la enseñanza funciona de la siguiente manera: el profesor presenta la teoría, muestra unas cuantas diapositivas y luego se hace una dinámica para demostrar que el profesor tenía razón cuando explicó la teoría. Yo soy absolutamente partidario de hacerlo al revés.

Luego prosigue…

Evidentemente, todo el mundo debe conocer el mapa del territorio que va a atravesar en compañía del guía que es el formador. Todo el mundo tiene que conocer cuáles son los objetivos y cuáles son los beneficios que va a obtener de lo que va a hacer porque eso es lo que va a estimular su interés. Ahora bien, en una materia desconocida para los usuarios, saben que van a poder obtener algún beneficio pero no saben en qué consiste, y entonces se les explica teoría, les entrará por un oído y les saldrá por el otro. Sin embargo, si se empieza haciendo un ejercicio práctico y pueden identificar en ese instante que hay lagunas entre lo que imaginan que es y la realidad, entonces sus mentes se abrirán para adquirir más conocimiento.

Reconozco que yo era de los que primero explicaba teoría y luego hacía alguna actividad. Desde que hablé con Jose Hermida procuro hacerlo como él dice: primero la dinámica y luego la reflexión o explicación, interactuando en la segunda parte también con los participantes:

  • ¿Qué conclusiones sacáis de esta actividad?
  • ¿Por qué creéis que la hemos hecho?
  • Etcétera.

Un ejemplo. El primer día de mis cursos sobre presentaciones suelo plantear la dinámica participativa Presentaciones Exprés. Primero la hacemos y luego reflexionamos. Voy lanzando preguntas para que los asistentes respondan y averigüen los motivos ellos mismos. Entonces añado o puntualizo aspectos que no hayan salido a relucir. Para que todo el mundo participe de nuevo en las reflexiones, a veces utilizo Socrative, una aplicación para obtener feedback inmediato y fomentar la participación de los asistentes. Así los alumnos pueden opinar libremente de forma anónima. De este modo, son más sinceros y salen respuestas como: «No sé el motivo por el que hemos hecho esta actividad».

Supera el miedo de hacer participar a la audiencia

Alguien me podría objetar lo siguiente: no es lo mismo una sesión de formación que una presentación en un auditorio. Cierto. Pero también se pueden hacer dinámicas participativas con audiencias numerosas. Enseguida pondré algunos ejemplos. Antes quiero insistir en que el miedo que puedas sentir ante un reto así es normal. Pero si lo preparas bien, la audiencia estará activa y más entretenida que si tiene que limitarse a escucharte. O sufres tú o sufrirá tu audiencia .

Veamos algunos ejemplos de dinámicas participativas con audiencias numerosas.

Pequeños grupos de trabajo fugaces

Esta es una de mis dinámicas favoritas. Requiere muy poca preparación para el ponente y ningún recurso extra. Normalmente la propongo en sesiones de formación pero también la he usado en audiencias de unas cien personas.

La idea es sencilla, en algún momento de la presentación pides a la audiencia que hagan grupos de tres o cuatro personas para tratar algún aspecto relacionado con tu charla. En una ocasión que presenté el concepto de presentaciones Pecha Kucha a profesores de secundaria les pedí que hicieran propuestas de temas que podrían presentar sus alumnos en este singular formato de presentaciones.

Lo importante de esta dinámica es observar bien los grupos de trabajo. Cuando detectes que la cosa decae, anuncia que en uno o dos minutos se acaba el tiempo. Quizá hay veces que con sólo cinco minutos es suficiente. En otras ocasiones tendrás que alargarlo porque la mayoría de personas están muy animadas y concentradas. En mi experiencia no es aconsejable alargarla más de ocho o diez minutos. Aún y así, sirve para animar a una audiencia aletargada

Después de la dinámica se pide a un portavoz de cada grupo que comente los aspectos más relevantes de su discusión.

Aprendizaje basado en proyectos o retos

En la citada entrevista que le hice a Jose Hermida, comentó cómo dinamiza un auditorio de más de 300 personas. A mi entender, aplica el Aprendizaje Basado en Proyectos en un período de tiempo muy corto pero al final hay un producto: la presentación de ideas de negocio por parte de cada grupo. Transcribo la parte en la que lo explica:

En la Universidad de Jaén cada año se celebra la Cátedra de creación de empresas. La sesión que doy dura tres horas y asisten más de 300 alumnos de ADE. En ella se crean hasta 20 grupos de trabajo y en la misma aula hacen ejercicios de creatividad en los que desarrollan presentaciones de ideas de negocio. Dedico la primera hora a darles instrucciones, luego tienen una hora para desarrollar cómo lo van a hacer y para elegir a sus ponentes. Finalmente, en la última hora presentan de uno en uno sus ideas de negocio.

Otro ejemplo de dinámica tipo reto es la Torre de espaguetis. Reconozco que sólo la he aplicado en sesiones de formación pero esta dinámica se hace en todo el mundo con audiencias grandes y pequeñas. Es una gran dinámica que engancha a los participantes enseguida. El inconveniente es que hay que organizar bien los recursos para hacerla con mucha gente. Se necesita un espacio grande con mesas y preparar el material para todos los asistentes con antelación.

Actividad individual compartida

Para involucrar a la audiencia tampoco hace falta montar tinglados como los del apartado anterior. A veces basta con pedir que hagan algo individualmente y que luego lo compartan con la persona que tienen al lado. Nick Morgan cuenta en su libro Give Your Speech. Change the World cómo una profesional de Recursos Humanos aplicó esta dinámica con una audiencia de tres mil personas con grandes resultados:

En la parte final de su presentación, pidió a los asistentes que hicieran un compromiso, ahí mismo, para realizar una meta personal que siempre hubieran querido lograr y a la que nunca habían dedicado tiempo. Hizo escribir sus metas en unas tarjetas de papel que había repartido antes. Entonces pidió que explicaran sus objetivos a la persona que tuvieran al lado, para reforzar aún más su compromiso. La explosión de energía fue extraordinaria y muchos de los asistentes intercambiaron números de teléfono, direcciones de correo electrónico y direcciones postales para estar en contacto y darse soporte mutuo para lograr sus sueños.

Puedes leer la historia completa en el artículo Involucra a la audiencia para lograr un mayor impacto.

Actividad por parejas

El último ejemplo también es de Jose Hermida. Para enseñar aspectos sobre Comunicación No Verbal, Hermida propone una dinámica por parejas en la que deben dibujar dos personas en una hoja de papel sujetando el mismo rotulador. Hay un importante requisito: deben hacerlo en completo silencio. En función de la personalidad de cada participante y de la composición de cada pareja se dan varios escenarios: colaboración, confrontación o indiferencia.

Después de la dinámica se pide a cada persona que puntúe su nivel de satisfacción con el ejercicio. Normalmente las personas que han colaborado mejor están más satisfechas que las que competían o estaban indiferentes. Durante la dinámica, se toman fotografías y se muestran después de la misma para analizar y mostrar señales de comunicación no verbal de cada uno de los asistentes.

***

Es mejor vivirlo que oírlo. Así podríamos resumir la esencia de las dinámicas participativas. Sospecho que a muchos les puede dar demasiado miedo plantearlas ante audiencias un poco numerosas. Pero repito, o sufres tú o sufrirá tu audiencia. Tú eliges.

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