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El profesor de física Walter Lewin haciendo una demostración del principio de conservación de la energía con una bola de 15 kilos colgada de un péndulo que casi choca contra su cara.
Portada de "Por amor a la Física" de Walter Lewin

Hay portadas de libros que no se olvidan.

Una de estas portadas la descubrí recientemente en una librería. Se trataba del libro «Por amor a la Física» del profesor Walter Lewin. Cuando vi la fotografía con el profesor Lewin haciendo de péndulo en una de sus lecciones de Física, me quedé muy soprendido y me vinieron varias preguntas a la cabeza…

¿Era sólo un montaje para el libro o realmente hacía eso en sus clases? ¿Existen profesores así de chiflados y geniales? ¿Por qué yo no he tenido ningún profesor así?

Anoté entonces su nombre y me propuse que al llegar a casa investigaría más sobre este peculiar docente.

Encontré muchos vídeos de Walter Lewin con lecciones sobre Física de duración diversa, desde resúmenes de tres minutos hasta clases de más de una hora. Vi varias demostraciones originales de conceptos de Física como el citado «péndulo humano» y comprobé que realmente hace este tipo de cosas cuando enseña.

Uno de los vídeos que más me gustó fue Walter Lewin: «Aburrir con una clase de Física es un crimen», entrevista que le hicieron en lainformacion.com y que espero que no os perdáis (unos 4 minutos).

Compartí el vídeo en Twitter y al día siguiente un amigo me respondió con esta acertada frase:

Captura de un tuit

¡Pues claro! Y entonces pensé que aburrir con una presentación también es un crimen y extraje algunas «lecciones» que nos da Walter Lewin, aplicadas al mundo de las presentaciones. Ahí van.

1. Desborda pasión

Walter Lewin es sinónimo de pasión. Cuando habla, cuando gesticula, cuando hace sus extravagantes demostraciones emana por cada uno de los poros de su cuerpo la pasión que siente por la Física.

¿Tienes esa pasión por el tema de tu presentación? Si es así, tienes mucho a tu favor. En caso contrario, busca formas de convertir ese «marrón» en un reto. Nadie dice que sea fácil pero es una inversión que beneficiará a tu audiencia… ¡y a ti también!

Un ejemplo. Cuando fui profesor impartí la asignatura de Seguridad Informática. Había una pequeña parte que trata sobre legislación: LOPD y LSSICE. Nunca me habían atraído las leyes pero mi afán por hacer que fuera ameno y fácil de entender superó mi aversión por estos temas. De hecho, me ilusioné con un nuevo enfoque que introduje por proyectos para conectar alumnos con empresas y autónomos.

2. ¡Experimenta!

Si algo nos sobra en las presentaciones y en la enseñanza es el exceso de conceptos teóricos. Definiciones, teoremas, principios, leyes, corolarios… El problema es cómo se transmiten los conceptos, a bocajarro y sin ponerlo en contexto o sin explicar la utilidad práctica real.

Otro ejemplo. El hijo de un compañero hacía ejercicios de logaritmos cuando le pregunté: «¿Sabes para qué sirven los logaritmos?» Y me respondió que no tenía ni idea. Miré su libro de Matemáticas y empezaba directamente con una definición de la función logaritmo pero en ningún sitio aparecía nada sobre su utilidad. Se lo tuve que explicar yo.

El profesor Lewin va más allá de la pura transmisión teórica de conocimientos. Él necesita demostrar, no en la pizarra sino con experimentos, las ecuaciones y principios que expone. Se sale de lo habitual y por tanto capta y mantiene más la atención.

3. Crea suspense y tensión

Si haces experimentos ante tus alumnos o tu audiencia, lo tienes muy fácil para crear expectación, suspense y cierta tensión en el ambiente.

«Un péndulo de 5m de largo con un objeto de 15 kg. Y mantengo ese objeto en mi barbilla. Y después lo suelto. Si le doy un empujón, sobrepasará el punto en el que lo solté y sería mi última clase, porque aplastaría mi cráneo.

La ley de conservación de la energía requiere que si regresa a mi, nunca suba más alto que mi barbilla. Y eso es lo que hago, cierro los ojos, sujeto el péndulo, cuento hacia atrás: 3, 2, 1, 0… Lo dejo ir, la clase está en silencio y el objeto regresa y se para justo aquí. Conservación de la energía.»

4. Usa el sentido del humor

Que un profesor de Física de Universidad se cuelgue de un cable y empiece a oscilar cual péndulo es inesperado y divertido. Provoca sonrisas y carcajadas.

Su forma de moverse, sus comentarios jocosos, la participación de alumnos en sus demostraciones, los sucesos inesperados ayudan a fomentar el ambiente distendido y con toques de humor que relaja a su público y lo hace disfrutar mientras aprende.

5. Tiene una clara intención de hacerse entender

El objetivo principal de Walter Lewin no es demostrar lo sabio que es o la cantidad de ecuaciones que domina. Su objetivo principal es hacerse entender, llegar a sus alumnos, transmitirles las ganas de descubrir, sorprenderlos, hacerles reflexionar…

«Tenemos la obligación de explicarnos a la gente de la calle de manera que puedan hacerse más o menos una idea.
Hay que hacer analogías para hacerles ver la importancia de ciertos descubrimientos.»

6. Fomenta la memoria emocional

En La memoria emocional: el secreto para conseguir que nos recuerden, Roger Prat nos contó cómo las emociones ayudan a fijar mejor los recuerdos en la memoria. El profesor Lewin utiliza este potente recurso para que sus alumnos recuerden la esencia de sus ideas, en vez de machacar con detalles.

«Lo que importa en la vida es que los estudiantes vivan hitos importantes en Física aunque luego no recuerden los detalles.

¿Quién puede recordar 10.000 ecuaciones de Física? Yo no puedo.
Sus vidas no volverán a ser las mismas. Y entonces les digo: Todos vosotros habéis perdido vuestra virginidad».

7. Es intransigente con los que aburren cuando enseñan

Me encanta la actitud que tiene con los profesores que matan de aburrimiento a sus alumnos:

«Han tenido malos profesores así que siguen con la mala enseñanza, es algo que pasa de padres a hijos… Son criminales, porque pierden oportunidades de oro y lo hacen aburrido y tedioso y hacen que la gente odie la física para el resto de sus vidas.»

Muchas presentaciones tienen el mismo problema: son tremendamente pesadas y aburridas. Las principales consecuencias son las distracciones, la resignación o el enfado de la audiencia por tener que soportarlas.

Que muchas presentaciones sean un tostón no significa que tengamos que hacerlas así. Empecemos por cambiar nuestras presentaciones. Hagamos presentaciones a las que nos gustaría asistir.

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