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Primer plano de maniquí

Piensa en las tres últimas presentaciones a las que fuiste como público.

¿Cuántas fueron increíbles? ¿Cuántas te marcaron profundamente? O al menos, ¿cuántas consiguieron además de informarte, entretenerte y emocionarte?

En mi caso, las respuestas son: ninguna, ninguna y ninguna.

Son presentaciones sin alma. Temas y ponentes que nos interesan y que esperamos con expectación pero que acaban por desilusionar al más entusiasta. Las presentaciones sin alma no arriesgan, siguen el patrón de tantas otras presentaciones aparentemente correctas en cuanto a forma pero con un impacto nulo o muy bajo en la audiencia.

A continuación detallo una lista no exhaustiva de síntomas que muestran las presentaciones sin alma. Probablemente os suenen.

  1. Se usa PowerPoint por defecto y normalmente se usa mal. Algunos ejemplos: exceso de texto, varios conceptos por diapositiva, distracción de la audiencia al leer o interpretar diapositivas complejas mientras habla el ponente…
  2. La voz del ponente es monótona y soporífera. Por falta de práctica, por inseguridad, porqué el discurso es totalmente expositivo, por miedo a desentonar…
  3. Excesivo formalismo y rigidez. El ponente se muestra frío como el acero, no asoma ni un atisbo de su parte más personal y auténtica.
  4. Exceso de información, falta de síntesis. Nuestra capacidad para procesar información por unidad de tiempo es limitada. No se puede transmitir todo lo que has trabajado durante meses en una hora. Es imposible. Hay que sintetizar, saber elegir. Ello implica renunciar y quitar.
  5. Participación nula de la audiencia (excepto en el turno de preguntas, claro). El ponente es el transmisor del conocimiento, la audiencia escucha de forma pasiva.
  6. No hay conexión emocional con la audiencia. No se cuentan historias. No se utiliza el humor. No hay sorpresa ni intriga
  7. Falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. ¿Hablas de innovación y presentas un Powerpoint tocho? ¿Hablas de enseñanza estimulante y me estás matando de aburrimiento?. Alguien me comentó que no hace falta ser innovador para hablar de innovación. ¿De verdad te lo crees? eres el mensaje, todo lo que eres, todo lo que haces dice mucho más de ti y de tu mensaje que las palabras que salen de tu boca.

¿Qué podemos hacer para hacer desaparecer del mapa las presentaciones sin alma? Ahí van algunas sugerencias…

  1. Leer “PowerPoint realmente malo (o la versión original, “Really bad powerpoint”) y enviarlo a tus compañeros de trabajo, a tus jefes, a tus alumnos… Mejor aún, hazles una breve presentación resumiendo el manifiesto de Seth Godin (si no, raramente lo leerán). También puedes enviarlo a algún ponente al que hayas visto haciendo una presentación sin alma. Si te da apuro que sepan quién lo envía, crea una cuenta de correo anónima y se lo dices con buenos modales. En cualquier caso, recuérdales que este documento se publicó ¡hace más de diez años! Ya es hora de reaccionar.
  2. Contar historias relevantes con el tema de la presentación. Preferentemente historias vividas por el ponente. Desentierra las historias adecuadas, cuesta un poco pero vale la pena. Mira en tu interior, repasa tu pasado. Reflexiona. Escarba y anota experiencias que te ocurrieron. Contar historias es mucho más prioritario que utilizar PowerPoint. Scott Berkun dice en “Confessions of a public speaker” que el único momento en el que tienes la atención máxima de la audiencia es justo antes de que empieces. Yo afirmo que cuando cuentas una buena historia, la atención del público se acerca bastante a ese máximo inicial.
  3. Apuntarse a un curso de presentaciones. Comenta en tu empresa la necesidad formativa de que vuestro departamento reciba un curso de mejora de las habilidades para hablar en público. Seréis los primeros beneficiados cuando tengáis que escuchar a compañeros vuestros. Los clientes a los que hagáis presentaciones también lo agradecerán.
  4. Para organizadores de eventos o conferencias, hacer una sesión de formación para los futuros ponentes. No es tan descabellado como parece, cada vez se hace más. Que alguien sea muy experto en un tema no implica que sepa presentarlo de forma adecuada y adaptada a la audiencia. Otra opción es enviar un “documento de estilo de presentaciones” con las recomendaciones para el ponente: no usar diapositivas repletas de texto, una idea por diapositiva, procurar establecer un vínculo emocional con historias, metáforas, etc. En este caso, estaría bien incluir ejemplos de diapositivas malas (el antes) y diapositivas buenas (el después) para que tuvieran ejemplos visuales de lo que se les pide.
  5. Hacer participar activamente a la audiencia. Otro aspecto que es más importante que usar Powerpoint. Las redes sociales están cambiando el panorama. La gente no quiere sólo recibir. ¡La gente quiere participar y opinar! Puedes lanzar preguntas, plantear dinámicas participativas, que comenten un tema en grupos pequeños… ¡Haz que experimenten! Un ejemplo rápido, en una charla sobre neurociencia y percepción, Luis M. Martínez nos mostró este vídeo para que experimentáramos cómo nuestro cerebro procesa la información visual del mundo (probadlo, ¡vale la pena!)Otro ejemplo muy bueno de la misma charla que se hizo en TEDxBarcelonaScience. Si fijáis la vista en el punto central, ¡los puntos de colores desaparecen!Ilusión óptica
  6. Hacer una crítica constructiva al presentador o al organizador.  Cierto es que justo al finalizar la presentación no es buen momento y que por email puede quedar muy frío. Idealmente tendrías que hacerlo con una persona con la que tienes cierta confianza, contactando con el organizador del evento al cabo de un par de días, con una llamada telefónica… Sin crítica no hay mejora.
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¿Se te ocurren otras formas de combatir las presentaciones sin alma? Cuéntalas escribiendo un comentario en esta entrada o inicia la conversación en Twitter haciendo mención a @presentastico.

Créditos:

  • Fotografía de maniquí de Iago A. R. (Creative Commons: Atribución, No comercial, Sin obra derivada)
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Formador, divulgador y podcaster. Enseño a comunicar ideas de forma eficaz, entretenida e inspiradora. ¿Te ayudo en tu siguiente aventura comunicativa? Contacta conmigo.