Miles DavisMiles Davis decía que el silencio es tal vez el más fuerte de todos los ruidos.

Quizá por eso muchos ponentes tienen aversión a los silencios y atiborran con palabras y más palabras los oídos de los espectadores.

Porque el silencio llama la atención, y mucho. Y la mayoría de personas precisamente evitan llamar la atención cuando hablan en público. Tienen miedo al vacío, horror vacui, porque el vacío crea contrastes y nuestro cerebro ama los contrastes y dedica parte de su energía en fijarse en ellos.

Pues ya es hora de quitarse traumas y de empezar a utilizar una de las mejores armas para combatir la monotonía de la voz: el silencio.

Joana Rubio y Francesc Puigpelat, autores del libro “Com parlar bé en públic” (Cómo hablar bien en público) listan las ventajas de utilizar los silencios en un discurso:

  1. Dan a entender claramente que el orador no está nervioso. Con los silencios, el orador se impone al público.
  2. Permiten al orador respirar mejor.
  3. El silencio es un elemento más de entonación, que permite al orador articular el discurso y remarcar las cosas importantes.

Para empezar a introducir los silencios en tus presentaciones te sugiero dos sencillas técnicas: convierte las muletillas en pausas y usa los silencios para diferenciar las partes de un discurso.

Convierte las muletillas en pausas

Normalmente, la persona que usa muletillas no es consciente de que lo hace. Sin embargo, la audiencia se da cuenta de esas muletillas y el ponente queda entonces en desventaja porque ignora algo que el resto conoce (cuadrante ciego de La ventana de Johari).

La solución pasa por grabar primero el audio de los ensayos y analizar después el discurso verbal. Si lo hacemos, podremos anotar cuántas veces decimos una determinada palabra como «vale», «entonces» o el fatídico «eeeeh».

Precisamente el «eeeeh» es la primera muletilla que tenemos que eliminar. En una ocasión, conté el número de veces que un jefe usó esta palabreja en una reunión que duró menos de una hora. En total, dijo treinta y dos «eeeehs». Si en vez de eso, hubiera usado pausas en su lugar, habría proyectado una imagen de seguridad y confianza mucho mayor.

Así que ensaya tus presentaciones y graba tu voz, por ejemplo con la función Grabar narración de PowerPoint. Tu objetivo es detectar las frases con muletillas y repetir en voz alta esas mismas frases pero ahora con pausas en vez de muletillas.

Por ejemplo, el siguiente texto…

«Vale, veamos ahora las previsiones del segundo trimestre según el estudio que hizo nuestro departamento de marketing. Vale, como podéis observar recuperaremos parte de la cuota de mercado a partir de abril. ¿Cómo afectará esto a nuestros competidores? Bueno, en principio no les va a afectar porque se mantendrán con sus cifras a pesar de…»

quedaría así:

«[PAUSA] Veamos ahora las previsiones del segundo trimestre según el estudio que hizo nuestro departamento de marketing. [PAUSA] Como podéis observar recuperaremos parte de la cuota de mercado a partir de abril. ¿Cómo afectará esto a nuestros competidores? [PAUSA] En principio no les va a afectar porque se mantendrán con sus cifras a pesar de…»

Graba esta segunda versión, escúchala con atención, compárala con la primera y saca conclusiones.

Si no usas PowerPoint puedes usar cualquier grabadora de audio para hacer este ejercicio. La mayoría de los móviles SmartPhone tienen una aplicación para grabar notas de voz. ¡Sácale partido!

Usa los silencios para diferenciar las partes del discurso

¿Has «leído» algún audiolibro? Normalmente, el narrador utiliza las pausas para diferenciar las partes del libro. Cuando acaba un capítulo deja un silencio largo. Luego lee el nombre del siguiente capítulo y vuelve a dejar otro silencio. Entonces empieza a leer el texto de ese capítulo. Cuando hay títulos de apartado deja de nuevo una pausa antes y después de leer el titular. De este modo, quien escucha se hace una idea de la estructura del libro y puede asimilar mejor la información leída en voz alta.

En tu exposición debes hacer algo parecido. Deja pausas para diferenciar las partes de tu presentación y para introducir apartados nuevos. Por ejemplo, si tu charla tiene tres partes, asegúrate de dejar un silencio después de acabar cada una de ellas. Si te incomoda dejar ese silencio, puedes moverte por el escenario hasta otra zona desde la que empezarás el nuevo bloque. Con esto logras dos cosas: la tan temida pausa (ahora está más justificada) y un refuerzo de la estructura de la presentación con tu posición en el escenario.

Cambia tu posición en el escenario en función del bloque actual de tu charla

Cuando tengas frases importantes deja una pausa justo después para enfatizar lo que acabas de decir. De nuevo estarás indicando con tu silencio que se trata de un concepto importante y además, darás tiempo a la audiencia para que asimile mejor esa información.

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