Hombre cocinando paella gigante

Hoy he empezado un curso de dinamización de presentaciones para personal sanitario. El primer día planteo siempre un debate para que los alumnos comenten varios aspectos sobre el hecho de hablar en público. Algunas de las preguntas que lanzo para iniciar el debate son las siguientes:

  • ¿Qué creéis que es lo más importante en una presentación?
  • ¿Pensáis que saber hablar en público es un talento innato o que se puede aprender?
  • ¿Os gusta hacer presentaciones?
  • ¿Cómo son las presentaciones a las que asistís habitualmente?

Hay un aspecto que no planteo inicialmente pero que acaba saliendo siempre:

Las personas estamos poco preparadas para hablar en público porque no nos han enseñado cómo hacerlo.

Hoy, una vez más, he comprobado que a ninguno de los asistentes le habían enseñado técnicas para hablar en público en sus estudios reglados. Como mucho, en algún cursillo de formación al que se apuntaban de forma voluntaria y que trataba precisamente de comunicación.

Y después nos quejamos de que la mayoría de presentaciones a las que asistimos son un tostón. Pero, ¿cómo iba a ser de otro modo? Nos piden algo para lo que no estamos del todo preparados.

Imagina la siguiente situación: trabajas en una empresa de telecomunicaciones, eres jefe de proyectos y se te da bien tu trabajo. Llega un buen día y tu superior te dice: «De aquí dos semanas vas a tener que cocinar una paella para cincuenta personas, tenemos un evento importante y hay que quedar bien con los clientes». Y tú, sin decir ni mu, acatas su orden y te preguntas cómo rayos vas a hacerlo si no sabes ni cocinar un plato de pasta con sofrito de cebolla y tomate.

Durante esos quince días vas combinando tu trabajo habitual, que no es poco, con tus indagaciones sobre cómo cocinar una paella. En casa preparas una para cuatro personas y el resultado deja bastante que desear: el arroz se ha pasado, está demasiado salada y se ha quemado un poco. Se lo comentas a tu superior y él le quita importancia.

Cuando llega el día del evento, haces lo que puedes pero no tiene nada que ver cocinar para cuatro que para cincuenta. Te empiezas a poner nervioso, muy nervioso y cuando pruebas el arroz piensas que el que hiciste en casa le daba mil vueltas. Los clientes se comen su ración de paella de mala gana, algunos se la dejan casi entera y se van. Al final, tu jefe te da unas palmaditas en la espalda y te dice: «Bueno, no ha estado del todo mal. En un mes tienes que hacer una fideuá para cien personas de la empresa».

¿Podría alguien echarte en cara que te ponga de los nervios cocinar para grandes grupos?

Muchas personas lo pasan mal al hablar en público porque no saben cómo hacerlo, porque nadie les ha enseñado ni han practicado lo suficiente para que esas personas se sientan seguras delante de una audiencia.

En realidad, mejorar las habilidades para hablar en público no es tan complicado, muchas personas que realizan un curso de veinte o treinta horas mejoran notablemente su forma de plantear una presentación. Lo importante es darse cuenta de que tenemos esa carencia formativa y hacer lo posible para minimizarla, ya sea de forma autodidacta o cursando la formación adecuada.

Opina tú también

¿Por qué crees que nos cuesta tanto hablar en público? ¿También te pones de los nervios cada vez que te toca hacer una presentación? ¿Te han enseñado técnicas para hablar en público en alguno de los estudios que has cursado? ¿Qué ideas sugieres para paliar este problema?

Créditos:

  • Foto de hombre cocinado paella adaptada a partir de foto original de imaginary.
  • Esta entrada tiene una licencia Creative Commons de Atribución-No comercial-Compartir igual.
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Formador, divulgador y podcaster. Enseño a comunicar ideas de forma eficaz, entretenida e inspiradora. ¿Te ayudo en tu siguiente aventura comunicativa? Contacta conmigo.